Como todo el ser humano,
Todos cometemos engaños...
Y el amor solo encontramos
Después de traumas,
lutos, luchas
Con victorias sobre
rencores brutos...
La rueda aparece a
nuestros ojos...
Como tango abajo a los
suelos,
Bailando en nuestros
recuerdos;
Guiando, así, nuestros
sueños...
Nos juramos con estas
palabras:
– Sola mentes
Una vez
Solo a mi
(El futuro
Yo lo pongo
El presente)
– Solo lamento
Una vez
Sobre ti
(El dolor, a mí,
Será igual
El ausente)
Así, nos prometemos;
Pero, supuestamente,
Lo sabemos (vivir-lo)
La verdad misma
Para nosotros (hecho):
Al otro,
Solo,
Sola mente
A si mismo...
So lamento
Solo, sola...
(Seca avidez)
Y, sin percibir,
Mordemos,
Remordemos
Nuestra piel...
El otro
So si mismo
En si propio...
En las rotaciones del
injuria
A lo cual nos servimos
Veces muy fría y cruda,
Veces muy caliente y
frita...
En espera por los platos
pedidos:
El sentimiento reconocido
Y, en todos sus atributos,
aceptado
Y, en sus significados,
saciado
Hasta su mínimo calor y
intensidad
En la cena hecha antes de
dormimos.
(Leandro Monteiro)
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