Quisiera todas las
lágrimas
Como el rocío:
Sereno, leve y rico
En todos los sentidos
Que pueden tener con las
miradas...
Quisiera serlas una buen
agua
Para sanar las ardentías
Que el calor del clima
Se hizo con el sucedido...
Y, así, ver e aprovechar
Su belleza, encantos y
frutos.
Pero, nosotros sabemos
Que ni de rocíos
Vive la naturaleza...
Si en la existencia
terrena
Es así ¿Como
no la
sería
Con
nosotros humanos, sus hijos?
Como
en el mundo,
Esas
gotas que caen
Son
pesadas como tempestad:
Derrumba
los árboles,
Destruye
las casas...
Termina
la paz que estuve
En
nuestras vidas.
Y
los ojos que las miran
Y
los cuerpos que las reciben
Sienten
un dolor profundo,
Una
mal agua que las salivas
No
las gusta la amargura
Y
no las espera el tiempo remediarla.
Y purificar las
manchas,
Desaparecer los rastros
del acontecimiento.
Otrora, inmaculado...
La ilusión fue
corrompida,
Sus ojos sobre mi traen
una triste despedida
Como un regalo
Por un error provocado...
No lo quería eso
resultado.
Quisiera yo plantar una
semiente de cereza
Y ver un crecimiento
E increíble apertura,
Iniciarnos una nueva vida.
¿La
acepta, mi dulce amiga?
(Leandro Monteiro)
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