El poeta de un rincón,
Inmenso de esto mundo,
Escribe sus versos
Bajos dedos y bolígrafos…
Con palabras más ricas y precisas
Para mostrar una realidad
(entre lágrimas y sonrisas),
Él trabaja para pagar
El trabajo de escribir y vender
Un libro que desea dorado
Al fin de la estrada manejada de eventos….
Mientras su vida y oficio
Son baratos huesos
À la cara tinta usada
Para hablar en su papel
(Que moneda hay de contar).
De materia reciclada…
“Y que bella lengua tu hablas”,
Tan poblada, popular,
Aunque tan rara de escuchar…
¡Suena como linda música,
Brilla como un gran diamante!
(Excepto que, por esta,
No se ahorras por ahora…
Aunque gastas platas
Para tornarte marca
¡Que sellan el Nobel,
El Book Prize, El Cervantes...!
¡O sean Best Sellers foráneos,
Cuales leen mis conterráneos…!)
Y así el poeta, en la gran periferia,
Escribe como su legendario “Patrício”:
“Hasta morir con su inmensa patria.”
Aunque sea en cuerpo y espíritu.
(Leandro Monteiro)
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